Qué bonito es sonreír, qué bonito es salir a la calle recién levantado dispuesto a llegar al trabajo, después de una mala noche y que el vecino de enfrente con una sonrisa te diga “¡buenos días!”, qué bonito es ir andando y que un niño pequeño cargado con su mochila te diga con una sonrisa “¡hola señor!”, qué bonito es dar algo de comida al que siempre pide en la puerta del supermercado y que con una sonrisa te diga “¡gracias!”, qué bonito es estar esperando el autobús y que al entrar el conductor te sonría y te diga “¡hola, ¿qué tal?!”, qué bonito es llegar al trabajo y saludar a los compañeros con un “¡buenos días!” acompañado de una gran sonrisa, qué bonito es salir de un día duro, en el que solo deseas llegar a casa y descansar y encontrarte a la salida del trabajo alguien que te espera sujetando la puerta y te dice “¡pase!” con una gran sonrisa, y qué bonito es llegar a casa tras un día agotador y encontrarte a tus hijos, a tu pareja, a tus padres o a tus compañeros que te reciben diciendo “¿qué tal el día?” siempre con una sonrisa.
Si…esto parece muy fácil decirlo, pero cuántas veces lo hacemos, cuántas veces somos capaces de sonreír a pesar de no tener ganas, cuántas veces somos amables con vecinos y compañeros y mostramos nuestra mejor sonrisa, y es que no nos damos cuenta de cómo cambia nuestra vida si hacemos esto, no nos damos cuenta de que estos pequeños gestos hacen que nuestro día pase de ser horroroso a ser el mejor, de que lo único que necesitamos tras un duro día es una bonita sonrisa, porque sonreír no cuesta nada.
Cuántas veces nos han dicho, o hemos oído que la sonrisa es el espejo del alma. Y si, aunque no nos lo creamos una sonrisa vale más que mil palabras así que atrévase a sonreír, mejore su día y el de muchas personas con una sonrisa.
Qué bonito es sonreír…
